El amor es cura, aceptación, alegría, protección, cariño. Es cualitativo, más no cuantitativo. No se mide, no es tangible, rencor, tristeza ni oscuridad. Es la luz que ilumina el camino en dificultades. Es la capacidad de comprender al/la otro/a con respeto, tolerancia y sabiduría. Es comprender y aceptar la función de cada ser humano, planta y/o animal. Es contagioso y se expande como un manantial.
No es mercancía porque no se compra ni se comercia. No es visible pero se siente. Es inmenso pero cabe en los corazones. Se expresa con palabras, gestos y/o acciones también como el silencio. Se expresa hacia personas, animales y plantas. El amor no divide, pero sí multiplica. No es capitalismo, comunismo, socialismo ni feudalismo. Simplemente no distingue el rico del pobre, el propietario del esclavo, el burgués del proletario. Se opone al comercio, mercado, capital, régimen.
El gran problema de la humanidad es que se basa en la competencia sin distinción. Por eso, no llegamos al supuesto "progreso" que se plantea desde un inicio. Ningún sistema socioeconómico histórico se basa en el amor. Comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, mercantilismo, capitalismo, comunismo. Todos estos sistemas se basan en la imposición. En el comunismo primitivo sobrevivía el más fuerte. En el esclavismo, habían personas inferiores y superiores. En el feudalismo, se trabajaba exclusivamente para el señor feudal. El capitalismo le rinde culto a la mercancía, y es por esto que personas, flora y fauna se convierten en valores monetarios, con la promesa del "progreso", enriqueciendo a grandes terratenientes y clases altas de la sociedad; pero los que no cumplan estas condiciones, serán excluidos, expropiados y expulsados a la periferia. El capitalismo no es amor, es pobreza y expropiación.
Por eso, es importante amar, sin condiciones ni distinciones.