sábado, 24 de diciembre de 2022

Materialismo vs esencia

Vivimos en un mundo donde hay diversidad animal, vegetal y humana. Debajo de la atmósfera se encuentran múltiples formas de vida, y, por lo tanto, múltiples interpretaciones. Es decir, como dijo el filósofo prusiano Immanuel Kant, el sujeto le da forma al objeto. Aquí aparece la interpretación del sujeto cognoscente que hace del mundo externo, ya que, para Kant, el sujeto nunca podrá conocer la verdadera esencia de las cosas. En este sentido, la interpretación juega un papel muy importante. Según el texto Psicopatología de la interpretación delirante, escrito por Antonio Diez Patricios, el término "interpretación" se refiere al proceso cognitivo mediante el cual se le asigna sentido a la acción, o lo que es lo mismo, se le atribuyen motivos e intenciones al sujeto agente de la acción. La interpretación constituye un juicio, una inferencia que un sujeto realiza sobre las acciones de los demás. Etimológicamente, la palabra "interpretar" proviene del latín interpretari, vocablo derivado a su vez de interpres que se usaba para el mediador de un negocio o una transacción comercial. En resumen, la interpretación es un proceso cognoscitivo mediante el cual explica o declara el sentido de algo, expresar o concebir la realidad de un modo personal, subjetivo. La interpretación es un proceso individual.

Siguiendo este orden de ideas, están los seres vivos, los cuales hacen un proceso de interpretación de lo que va sucediendo en un contexto determinado. Los animales, desde sus capacidades, crean relaciones entre sí y con el medio que los rodea, como la conformación de familias, la depredación, el parasitismo y el mutualismo, en los ecosistemas. Los seres humanos también se relacionan entre sí para crear un ambiente armonioso sin importar las diferencias. He aquí la importancia de las relaciones conscientes, comunes y amorosas en un contexto difícil que nos invita a sacar nuestras acciones egoístas e inconscientes.

En este sentido, vivimos en un contexto capitalista, en el cual son fundamentales tres factores: dinero, mercancía y acumulación. Hay que definir estos tres elementos para comprender porqué nos corrompe y nos impide ver nuestra propia esencia. Según el texto El poder del dinero. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 de Karl Marx, "el dinero, en cuánto posee la propiedad de comprarlo todo, en cuánto posee la propiedad de apropiarse todos los objetos, es, pues, el objeto por excelencia". Es decir, el dinero es un objeto el cual es básico y fundamental en el capitalismo. Es una especie de Dios al cual se le rinde culto, ya que sin él es casi imposible tener una vida digna y acceder a unos derechos básicos y fundamentales como lo son el agua, la salud, educación y vivienda, claro está, en el sistema capitalista. El segundo es la mercancía, la cual son los bienes que se intercambian para obtener otro bien o dinero para su posterior consumo. El problema radica en que seres humanos, animales y plantas han sido considerados mercancías. Un ejemplo es el comercio que se hizo en el siglo XIV con personas que habitaban en diferentes partes de África, por parte de los europeos los cuales los vendieron, los masacraron e incluso unos esclavos tuvieron que comprar su libertad a través de su mano de obra. Y la tercera es la acumulación de riquezas materiales, donde el capitalismo nunca se sacia y siempre quiere más. Para conseguir ganancias, la burguesía debe tener a los trabajadores que manipulan los medios de producción, teniendo como compensación un dinero ínfimo. Como lo dicen Karl Marx y Federico Engels en su obra Manifiesto del partido comunista, "La condición esencial de la existencia y de la dominación de la clase burguesa es la acumulación de la riqueza en manos de particulares, la formación y el acrecentamiento del capital" Karl Marx y Federico Engels, p. 33.       

Así, es imposible la emancipación del Dios dinero en el capitalismo. Por lo tanto, la alternativa a esto es revolucionar hacia un sistema completamente nuevo, uno en el que primen valores comunes, en el que exista una comunidad universal en la cual se respeten las creencias, las relaciones bióticas y abióticas, etc.  Una utopía en la cual exista unión familiar, donde no exista el dios Dinero y que estemos en armonía con nosotros mismos y con el entorno. En este sentido, el filosofo neoplatónico Plotino (205-270 d.C) pensaba que el mundo estaba en tensión entre dos polos. En un extremo se encontraba la luz divina, que llamó "Uno" o "Dios". Al otro extremo se encontraba la oscuridad total. Pero afirmaba que en realidad esta oscuridad no existe y se trata simplemente de una ausencia de luz. Este "Uno", en mi opinión, es nuestro ser, en el cual existe una paz infinita, felicidad y amor los cuales el dinero no puede comprar ni vender. Y desde nuestro ser vivimos conscientes de nuestras propias capacidades comunes. Sin embargo, el capitalismo nos impide observar y vivir en nuestra propia esencia, distorsionando la realidad. Y al ser autopoyético, es decir, se reproduce a sí mismo, nos impide aún más hacer esto.

Un valor común, el cual lo considero fundamental para tener una vida digna y sin sufrimientos ni rencores, es el amor. El amor, no solo entendido como un valor más, sino como una forma de vida. El amor tiene unos valores intrínsecos que nos conducen a ver la realidad externa tal como es, aceptándola y valorándola sin prejuicios. Siguiendo esta idea, según el escritor español Borja Vilaseca, en su libro Encantado de conocerme, cuando somos conscientes "experimentamos plenitud interior, es decir, vitalidad, felicidad, paz interior, gozo, amor, alegría y gratitud de estar vivos" Vilaseca, p. 55. Es decir, la consciencia es un estado mental en el cual vivimos nuestra vida con estos valores y nada ni nadie los puede alterar. Pero cuando vivimos de forma inconsciente, según él, vivimos de forma reactiva, egocéntrica y victimista. A mi parecer, esto es lo que ha generado diferentes formas de discriminación y superioridad, como por ejemplo, el Estado y sus funcionarios. Y es que al tener este el control de un territorio y dinero, los niveles de corrupción, pobreza y discriminación son alarmantes. En este sentido, el abogado Miguel E. Cárdenas Rivera en su texto El Estado (burgués) y el mito de la violencia legitima, afirma que "la crisis del capitalismo global y los intentos de acudir al Estado revelan que este no es una institución pública, por el contrario, es un ente garante del interés privado que la burguesía estima necesario para resolver los problemas del gran capital" p. 20.    

En ese orden de ideas, vivimos en un sistema capitalista en el cual nos impide reflejar nuestra verdadera esencia de amor, perdón y solidaridad con nosotros mismos y demás habitantes del tercer planeta del sistema solar. El capitalismo, entendido como un sistema social, político y económico en el cual prima el capital privado o dinero, mercancías, represión, muerte y egoísmo. El capitalismo, siendo fundamental el trabajo para su desarrollo, le rinde culto al Dios dinero. El dinero, al ser el objeto capaz de comprarlo todo, reduce los valores de respeto, cooperación, paz y solidaridad, a intercambios monetarios numéricos, generando a la vez odios, rencores, comparaciones y riñas.     

Ahora bien, somos hermanos, o, como dice Plotino, somos "Uno", somos esencia, paz, luz, consciencia. Sin embargo, la historia nos relata que no siempre hemos tenido esta consciencia, sino por el contrario, inconsciencia. Hay muchos ejemplos históricos de esto, sin embargo, voy a tocar uno muy importante y, a la vez, que produce mucho dolor, el cual es la trata de esclavos. Aquí hay que partir de la llegada de los europeos a tierras desconocidas y nuevas para ellos. Al llegar Cristóbal Colón a América (llamada así por Américo Vespucio), gracias a un error geográfico que tuvo, habían habitantes que tenían su propia cultura, costumbres, formas de violencia, patriarcado, producción, creencias, etc. En este sentido, según el autor Carl Henrik Langebaek en su texto Antes de Colombia. Los primeros 14.000 años, esta época no fue totalmente una de paz ni de violencia. Las culturas indígenas ya tenían formas de vida violentas, como los cacicazgos. También tenían sociedades jerarquizadas y un tipo de violencia ritualizada. Sin embargo, esto no se puede comparar con la violencia que llevaron a cabo los españoles, a la que él llama "violencia indiscriminada". Aquí, también se puede citar el libro Historia de Colombia y sus oligarquías, del escritor, periodista y caricaturista colombiano, Antonio Caballero, "pero demonios llamaban los españoles, por su parte, a los dioses de los indios, y los destruían por el fuego" p. 37. Es decir, este choque de culturas fue mortífero, gracias a epidemias, al exterminio y la conversión al cristianismo por parte de las culturas prehispánicas. Cabe destacar que Colón murió pensando que se encontraba en India y que Américo Vespucio fue quién dijo que no era la India, sino otro territorio. 

Cabe agregar que el poder, el dinero y el egoísmo nos llevan a acciones inconscientes y a causar daño al otro ser vivo. Un ejemplo de esto es, como lo mencione anteriormente, la esclavitud. La esclavitud ha sido un fenómeno social en el cual hay personas inferiores y superiores gracias a diferentes causas. En la edad antigua, existió un fenómeno llamado esclavismo, el cual las clases altas de las antiguas civilizaciones enviaban a soldados a combatir y los que perdían eran prisioneros de guerra. Estos desempeñaban tareas en función de servir a sus amos. Esto no era racismo, ya que no eran diferenciados por su color de piel. Se daba en culturas como Mesopotamia, India, Egipto, Grecia, etc. Cabe recordar también que las personas con discapacidad no eran aceptadas, ya que se le rendía culto a la belleza corporal o no servían para la guerra, así que eran dados de baja o abandonados en los montes. Por otra parte, el racismo y la esclavitud nacerían en los siglos XIV y XV con la trata de esclavos. La modernidad se basó en esta trata, al colonizar los europeos y transportar en barcos a millones de esclavos afrodescendientes al denominado "Nuevo Mundo". En este sentido, de acuerdo con el documental "Historia de la esclavitud en el siglo XIV", los barcos de los esclavos hicieron más de 39.000 viajes desde África hasta América y los esclavos fueron indispensables para el florecimiento y el progreso del Nuevo Mundo. Los esclavos seguían la ruta trasatlántico desde la costa de África hacia Brasil. Durante esos viajes, a los esclavos los transportaban en barcos de formas infrahumanas, almacenados en espacios muy reducidos donde apenas podían respirar y hacían sus necesidades fisiológicas. Además, eran considerados personas sin alma y una mercancía, ya que, al llegar al lugar de destino, si es que llegaban con vida, eran comprados y vendidos.     

Para frenar esta violencia, la cual tiene un devenir histórico, hay que autoconocernos lo más que podamos, siendo este proceso un viaje sin fin. Intentar mantener lo más alejado posible nuestro ego, ya que, como lo dice Borja Vilaseca en su libro Encantado de conocerme, el ego "es como un escudo protector, cuya función consiste en protegernos del abismo emocional que supone no poder valernos ni sobrevivir por nosotros mismos durante tantos años de nuestra vida" Vilaseca, p. 26. También, hay que comprender nuestra historia a través de diferentes fuentes, obras y autores, siempre analizando los dos lados de cada fenómeno, ya que, parafraseando al historiador francés Marc Bloch en su obra Apología para la historia, la historia tiene dos pares de lentes: uno que mira hacia el pasado y otro que mira hacia el presente. Así, la historia no solo estudia el pasado, sino también estudia una serie de transformaciones sociales a lo largo del tiempo, siendo protagonista el ser humano.

En conclusión, para encontrar la paz y la armonía en este globo terrestre, hay que vivir de forma consciente, en común unidad, con diferentes valores como lo son el respeto, la solidaridad y la unión. Comprender que no hay nadie más y/o menos que el otro y la otra. Sanar nuestras heridas emocionales que se encuentran abiertas desde hace mucho tiempo. Perdonar, reflexionar, sanar, quitar poco a poco ese falso "yo" el cual es el ego. Si hacemos todo esto, nuestro ego se asustará y nuestro ser vivirá en todo su esplandor. También, comprendiendo que el amor no es perversidad, sino lo contrario, nuestra esencia de vida, nuestra forma de ser. De esta manera, veremos a todos los demás seres vivos con los ojos del amor, del perdón y de la paz, creando así relaciones armoniosas y comunes.         

Bibliografía 

https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352013000100004

Documental "Historia de la esclavitud en el siglo XIV"

Referencias

Apología para la historia. Marc Bloch

El poder del dinero. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 de Karl Marx

Manifiesto del partido comunista. Karl Marx y Federico Engels

Encantado de conocerme. Borja Vilaseca

El Estado (burgués) y el mito de la violencia legitima. Miguel E. Cárdenas Rivera 

Antes de Colombia. Los primeros 14.000 años. Carl Henrik Langebaek

Historia de Colombia y sus oligarquías. Antonio Caballero


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