Nuestra historia
La historia de la humanidad entendida como ciencia social, donde todas y todos somos protagonistas
lunes, 6 de enero de 2025
La emancipación
miércoles, 2 de octubre de 2024
El Estado y la revolución. V. Lenin
El Estado y la revolución. V. Lenin
Texto resumido por el
autor: Sebastián Sánchez Acero
Año: 2024
Este texto fue escrito por V. Lenin entre agosto y
septiembre de 1917 mientras se encontraba en Finlandia. Fue redactado durante
la Revolución Rusa, y Lenin describió en dicho texto cómo debía ser tal
revolución. Es un texto muy denso pero muy importante de comprender, ya que no
sólo es aplicable para dicha época, sino también para la nuestra, ya que aún
seguimos siendo manipulados por el Estado capitalista actual.
El texto está dividido en 6 capítulos, en los cuales toca
temas muy importantes sobre el Estado burgués, el capitalismo, el socialismo y
el comunismo, mencionando las tareas que debe realizar el proletariado para
lograr su emancipación de la burguesía. Además, destaca de sobremanera el
pensamiento filosófico de Karl Marx y su vital importancia en el proceso de la
emancipación. Voy a analizar estos fenómenos sociohistóricos, los cuales tienen relación
con nuestro presente.
Lenin comienza caracterizando el Estado como "un poder
situado aparentemente por encima de la sociedad" (Lenin, 1917, p. 8). Es
decir, Lenin interpreta al Estado como un poder situado por encima de todos y
todas, el cual es soberano y supremo, tomando todas las decisiones. Siendo un
poder situado por encima de la sociedad, el Estado la divide en
clases, argumentando que éstas son inevitables, siendo ésta premisa, un yerro.
Y es que, según Lenin, solo en momentos de crisis "que sacuden a la
sociedad en sus cimientos, la gente empieza a romper con el peso muerto del
hábito, la rutina y la tradición, y se enfrenta con la cruda realidad"
(Lenin, 1917, p. 8). Esta es la revolución, una consciencia de clase, como
decía Lukács, cuando el proletariado toma consciencia de su condición de clase
explotada. Aquí, Lenin cita un fragmento de El Manifiesto Comunista,
escrito por Marx y Engels en 1847:
"... Como ya hemos visto (...), el primer paso de la
revolución obrera es la transformación del proletariado en clase dominante, la
conquista de la democracia..." (págs. 31 y 37 de la 7ª edición alemana de
1906)7 .
En este sentido, el propósito de la dictadura del
proletariado es el de establecer una democracia obrera, es decir, los
proletarios fuesen dueños de su propia producción, derrocando a la burguesía.
Este fue el ideal de la Comuna de París en 1871, el de romper la máquina
burocrática del Estado, la de "la destrucción de la máquina moderna del
Estado" (Lenin, 1917, p. 75). Para Marx y Engels, la dictadura proletaria
no es un régimen, como los de Hitler, Mussolini, etc. Es decir, la dictadura
del proletariado no es un régimen autoritario de violencia, sino, como lo
mencioné más atrás, que es una democracia obrera para cuando el proletariado logre
su emancipación de la burguesía y puedan dirigir por sí solos la producción
social sin necesidad de las clases altas.
Siguiendo con esta idea, "la destrucción de este
monstruo, el Estado burgués, es la primera condición para la construcción de
una sociedad realmente democrática y humana, que pondrá las bases para la
transición hacia el socialismo: una sociedad sin clases (...)" (Lenin,
1917, p.12). Es decir, acá Lenin menciona que el proletariado debe destruir el
Estado para establecer el socialismo, es decir, una sociedad sin clases y en
donde todos y todas seamos iguales.
Como mencioné antes, Lenin escribió este texto durante
"el calor de la lucha" de la revolución rusa. Al pasar a la
clandestinidad durante la reacción de julio, viajando a Finlandia bajo las
órdenes del Comité Central para evitar su detención, llevó consigo dos
libros: El arte de la guerra de Clausewitz, y La
guerra civil en Francia de Marx. Este último representó el punto de
partida para la obra El Estado y la revolución, la cual es "un
verdadero manual de la revolución" (Lenin, 1917, p.16).
Ahora bien, Lenin no era utópico, ya que no se basaba en
esquemas abstractos, sino en el auténtico movimiento obrero, el cual fue la
Comuna de París. Esta permitió a Marx y a Lenin comprender la forma concreta de
la dictadura del proletariado. Y es que Lenin estableció cuatro condiciones
para el Estado obrero ruso después de la Revolución de Octubre:
1. Elecciones libres con revocabilidad de todos los
funcionarios
2. Ningún funcionario puede recibir un salario más alto
que un obrero cualificado
3. Ningún ejército permanente, sino el pueblo armado
4. Gradualmente, todas las tareas de administración del
Estado se harán por todo el mundo de forma rotativa
Estas condiciones son las básicas para el poder obrero,
siendo su principal misión la de destruir el Estado y establecer la democracia.
Además, Lenin plantea que, para derrocar el viejo Estado y superar la
resistencia de los opresores, "la clase obrera necesita su propio
"Estado", es decir, organizarse como un poder alternativo, capaz y
dispuesto a hacer frente a la resistencia de la reacción" (Lenin,
1917, p.17). Pero este "Estado", en realidad, según Engels, no es un Estado
propiamente dicho, sino un semiestado, una organización muy simplificada, la
cual se basa en la administración del pueblo. El fin de este "Estado"
es desaparecer, cuyo sustituto será una asociación libre de productores. Este
es el fin del socialismo, el de la emancipación y la destrucción del Estado
burgués para así llegar al comunismo, ya que "sólo el comunismo puede
proporcionar una democracia verdaderamente completa, y cuanto más completa sea
antes dejará de ser necesaria y se extinguirá por sí misma" (Lenin, 1917,
p.111). Y es que Lenin menciona a Marx, describiendo este último las fases para
llegar al comunismo. Así, la "primera" fase o fase inferior de la
sociedad comunista es el socialismo y es cuando los medios de producción se
convierten en propiedad común. En esta fase no se presenta aún una madurez
económica completa, ya que aún no es libre completamente del capitalismo. Y la
fase superior de la sociedad comunista, cita Lenin a Marx, "cuando haya
desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del
trabajo y, con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo
manual" (Marx, como se citó en Lenin, 1917). Es decir, en esta fase
sobrepasa el derecho burgués.
También, Lenin habla sobre la corriente filosófica del
marxismo y las tergiversaciones que se han hecho al respecto. Dice Lenin:
"A diferencia de los anarquistas, el marxismo no propone la abolición del
Estado como una idea abstracta, sino que desarrolla una estrategia para luchar
concretamente por su desaparición, comenzando por el derrocamiento del Estado
burgués" (Lenin, 1917, p.17). Es decir, el marxismo es una corriente
filosófica que propone la desaparición del Estado para que ya no existan las
clases sociales. Y es que el propio Estado genera la contradicción de
éstas clases al mantener la propiedad privada de los medios de producción.
Como solución a este problema, Lenin propone que, para derrocar al Estado
burgués, el proletariado debe crear su propio Estado, o, más bien, un
semiestado, es decir, una organización muy simplificada cuyo propósito
final sea su desaparición. Aquí ya podemos hablar de comunismo, ya que este es
un sistema en el cual no existe dominación ni clases sociales, por lo que el Estado
es innecesario e inexistente. Y es que a lo que quiere llegar Lenin es a que la
sociedad misma administre su propia producción para que así el Estado
desaparezca.
Por otra parte, para derrocar a la burguesía, el
proletariado debe convertirse en clase dominante, y centralizar los medios de
producción en manos del Estado proletario. Como ya mencioné más arriba, esta es
la dictadura del proletariado. Y es que, en palabras del marxismo, "El
Estado, es decir, el proletariado organizado como clase dominante" (Marx y
Engels, como se citó en Lenin, 1917). Es decir, el objetivo principal del
marxismo es la desaparición del Estado, y esta acción sólo la puede llevar a
cabo el proletariado a través de la revolución. A esto cabe agregarle que las
funciones públicas deben perder su carácter político, convirtiéndose en simples
funciones administrativas, velando por los intereses sociales, más no
individuales.
Ahora veamos qué es la revolución, ya
que ésta es vital para el derrocamiento del Estado. Según Engels, "una
revolución es la cosa más autoritaria; es el acto mediante el cual una parte de
la población impone su voluntad a la otra parte por medio de fusiles,
bayonetas y cañones, medios autoritarios si los hay" (Engels, como se
citó en Lenin, 1917). Cuando se presenta una revolución, hay dos clases
sociales antagónicas (opresora y oprimida) y su fin es acabar con la clase
opresora, como ocurrió en la Comuna de París en 1871. Según Engels, "La
Comuna es el primer intento de revolución proletaria de destruir la máquina
estatal burguesa" (Lenin, 1917, p. 18). Y es que la Comuna de París
significó el derrocamiento de la burguesía (industriales y banqueros) por los
obreros urbanos. La Comuna duró 72 horas. Según Lenin, "La Comuna iba
dejando de ser un Estado, toda vez que su papel no consistía en reprimir a la
mayoría de la población, sino a la minoría (a los explotadores)" (Lenin,
1917, p. 87). Es decir, la Comuna fue un intento de establecer una dictadura
proletaria, derrocando a la burguesía y estableciendo condiciones dignas para
los seres humanos de la época. Como características fundamentales, la Comuna
organizó un sistema político basado en la democracia representativa del pueblo
y como eje de la administración política y social, y suprimir al ejército, al
cual lo reemplaza el pueblo armado, características del socialismo. En otras
palabras, la Comuna es un claro ejemplo de revolución proletaria, ya que, como
menciona Engels, una parte de la población, la cual fue el pueblo parisino,
impuso su voluntad ante la Monarquía de Luis Bonaparte.
Ahora bien, voy a hablar sobre la filosofía marxista. El
marxismo es una corriente histórico-filosófica que se basa en las ideas
emancipatorias de Karl Marx y retomadas por filósofos pos Marx. El marxismo
lucha contra el capitalismo y plantea, como hemos visto, una sociedad sin
clases. El marxismo no se basa en ideas utópicas, sino en la transformación
social. En este sentido "el marxismo nos enseña que el Estado, es decir
todo Estado, es un instrumento para la opresión de una clase por otra" (Lenin,
1917, p. 8). Y es que, al ser una máquina de opresión, el Estado aumenta las
diferencias sociales, concentrando la riqueza en unas pocas manos. Es por esto
que el marxismo "no propone la abolición del Estado como una idea
abstracta, sino que desarrolla una estrategia para luchar concretamente por su
desaparición, comenzando por el derrocamiento del Estado burgués" (Lenin,
1917, p. 17). Y esto lo lleva a cabo el proletariado como clase dominante, la
cual, al derrocar el Estado burgués por medio de la violencia, establece la
dictadura proletaria, y, como consecuencia, el Estado proletario. Al surgir
este Estado, cuando el proletariado haya derrocado a la burguesía, este
comienza a extinguirse, pues será innecesario. Esta es la transición del
socialismo al comunismo. O, citando a Lenin, "aspirando al socialismo,
estamos persuadidos de que éste se convertirá gradualmente en comunismo, y en
relación con esto desaparecerá toda necesidad de violencia sobre los hombres en
general, toda necesidad de subordinación de unos hombres a otros
(...), pues los hombres se habituarán a observar las reglas elementales de la
convivencia social sin violencia y sin subordinación" (Lenin, 1917,
p. 104). O, dicho en otras palabras, el socialismo es una fase de transición
del capitalismo al comunismo, y en este último no se actúa por intereses
individuales, sino por el bien del territorio y de la comunidad. Además,
parafraseando a Lenin, el comunismo procede del capitalismo, ya que en este
último existe una consciencia de clase explotada y expropiada que se rebela y
lleva a cabo la revolución.
Por otro lado, el comunismo procede del capitalismo, ya que de este surge la revolución de las masas y empieza la transición hacia el primero. Como lo mencioné antes, según Marx, debe existir una etapa de transición en el cambio del capitalismo hacia el comunismo. Esta etapa es el socialismo, en el cual el Estado es la dictadura del proletariado. Y es que la sociedad capitalista nos ofrece una democracia más o menos completa en la república democrática. "Pero esta democracia se halla siempre comprimida dentro del estrecho marco de la explotación capitalista y, por esta razón, siempre es, en esencia, una democracia para la minoría" (Lenin, 1917, p. 108). Es decir, el capitalismo ofrece una democracia para la minoría rica, que maximiza sus ganancias a costa del trabajo y la explotación de los trabajadores asalariados. La única solución a la crisis que genera el capitalismo "es mediante una transformación radical de la sociedad que ponga fin a la dominación de la gran Banca y los monopolios" (Lenin, 1917, p. 22). En este sentido, a través del socialismo, y que los obreros armados establezcan una máquina más democrática, es la vía que lleva hacia el comunismo, en el cual no habrá clases sociales, trabajo asalariado ni explotación, además de la supresión del dinero y de las mercancías. Cabe aclarar que en el comunismo existe el trabajo, más no, como ya lo mencioné, el trabajo asalariado, ya que se suprimen las clases sociales, y con ellas, la burguesía y el proletariado. Al no existir el trabajo asalariado, las personas pueden dedicarse a distintos oficios durante el día, dejando a un lado el trabajo como medio únicamente para subsistir. Y es que, mientras exista el trabajo asalariado, la democracia será una ilusión. O, como menciona Lenin, "cuando la mayoría del pueblo comience a llevar por su cuenta y en todas partes esta contabilidad, este control sobre los capitalistas (que entonces se convertirán en empleados) y sobre los señores intelectualillos que conservan sus hábitos capitalistas, este control será realmente universal, general, del pueblo entero, y nadie podrá rehuirlo" (Lenin, 1917, p. 122). Es útil agregar que, en el comunismo, todos y todas somos dueños y dueñas de la producción social, se suprime el dinero y la administración de la misma producción es de forma responsable y solidaria, respetando la comunidad y el territorio. Es así como, en el comunismo, "la necesidad de observar las reglas nada complicadas y fundamentales de toda convivencia humana se convertirá muy pronto en una costumbre" (Lenin, 1917, p. 123).
Al capitalismo no se le puede derrumbar mediante una sola persona ni una minoría, sino que este proceso se lleva a cabo a través de la mayoría de explotados, al crear la consciencia de esta condición, mediante un gran número de masas que desean acabar con esta esclavitud asalariada y romper el Estado burgués. Así, "(...) el próximo intento de la Revolución francesa será no solamente el de transferir la máquina burocrática y militar de unas manos a otras sino romperla; y esta es la condición previa para cualquier auténtica revolución popular (...)" (carta de Marx a Kugelmann). Y es que el fin de toda revolución popular es el de romper el Estado burgués y enviarlo al "museo de antigüedades, junto con el dinero, las cárceles, la familia burguesa, la religión, y todas las demás aberraciones (...)" (Lenin, 1917, p. 12). Hoy en día, vemos cómo estos elementos del Estado burgués están presentes todo el tiempo, a través de los medios de comunicación, el consumismo, la propiedad privada, etc, los cuales reproduce constantemente el capitalismo y llevándonos a diversas crisis de subsistencia, las cuales se apaciguan un solo poco y temporalmente a través del trabajo asalariado.
En conclusión, para lograr la emancipación del capitalismo
debemos ser capaces de ser críticos con nuestra Historia y con nuestro
presente, no conformándonos con la polimatía, sino analizar y cuestionar
nuestro presente a través de las diferentes fuentes historiográficas. O, como
dice Lenin, "Es el deber de los marxistas estudiar la historia, no como un
pasatiempo académico, sino para sacar conclusiones prácticas" (Lenin,
1917, p. 9). La Historia no es un simple pasatiempo, sino que es una
conexión de los diferentes hechos históricos y su relación con el presente.
Así, podemos encontrar la relación entre este texto de Lenin y la actualidad,
ya que aún no hemos superado el Estado capitalista y se siguen evidenciando las
clases sociales y sus brechas que el Estado capitalista perpetúa, gracias a la
concentración del poder y de la riqueza en manos de unos pocos (burguesía).
Para esto, hay que terminar y reemplazar el capitalismo por otro más justo, que
no nos vea como mercancías, sino como lo que realmente somos...
Referencias
bibliográficas
sábado, 29 de abril de 2023
¿Cómo sanar nuestras heridas emocionales?
Las heridas emocionales son traumas o lesiones psicológicas generadas, en muchas ocasiones, desde la infancia y que no se han superado a pesar del tiempo. Incluso, según el escritor español Borja Vilaseca en su libro Encantado de conocerme, "De hecho, sean cuales sean nuestras circunstancias externas, los expertos en Eneagrama sostienen que, por muy cariñosos que hayan sido nuestros padres, la tremenda experiencia que supone el parto suele dejarnos heridas psicológicas profundas" (Vilaseca, 2008, p. 39). Esta idea supone que las lesiones psicológicas tienen su origen en el parto, ya que, al nacer, salimos del útero de nuestra madre, y, por lo tanto, de nuestra primera zona de confort. Es esta nuestra primera herida emocional que se forma en nuestra vida, y es por esta razón que, en algunos casos, lloramos al nacer. Siguiendo con el autor, "Para compensar el tremendo shock que supone abandonar el cálido y agradable útero materno, el bebé comienza a sentir una infinita sed de cariño, ternura y amor" (Vilaseca, 2008, p. 23). Es decir, es aquí donde necesitamos mucho más amor para compensar esta carencia.
La vida, desde el principio, nos pone diversos retos para superar. El primer paso para esto es conocernos como seres de amor que somos. Este es un proceso constante y consciente que llevamos a cabo, cuya finalidad es amarnos y ser felices. Después de amarnos y aceptarnos tal como somos, viene la interpretación que le damos a los hechos que nos van ocurriendo. Teniendo en cuenta que nos amamos y nos aceptamos tal como somos, como lo indica Borja Vilaseca en su libro Encantado de conocerme, "Pero la verdad es que lo único que sí puedes cambiar es la interpretación que haces de los acontecimientos en sí, conociendo y comprendiendo cómo funciona tu mente" (Vilaseca, 2008, p. 9). Nuestra versión original, como seres que somos, contiene valores innatos como paz, luz, respeto y, sobre todo, amor. El amor es el principal valor que contiene nuestra esencia, y de este se desprenden los otros valores ya mencionados. El amor es una fuerza universal y es, en mi opinión subjetiva, un valor innato. Luego, estos retos no deberían ser interpretados como una carga, sino como una oportunidad de aprendizaje constante que obtenemos en cada vivencia, en cada hecho, en cada instante. Si hacemos esto, con amor, vivimos mucho más felices, en paz y armonía con nosotros mismos y con los demás seres vivos. Aceptamos a estos tal como son sin generar expectativas ilusorias, las cuales desencadenan sufrimiento y rabia, sentimientos que no son innatos ni esenciales. Y es que estas expectativas ilusorias en realidad no existen, sino que el sujeto, desde el egoísmo, las crea. En este sentido, las expectativas son ilusiones subjetivas falsas que el sujeto, de forma inconsciente, crea para intentar llenar un "vacío" que no existe. Es ahí donde se puede crear una herida emocional que genera egoísmo y sufrimiento. Sin embargo, si superamos este reto de generar expectativas, estaremos dando los primeros pasos para hallar la felicidad plena.
Otro valor fundamental es el perdón. Teniendo en cuenta que nada ni nadie puede ofendernos, ya que somos seres, a veces no tenemos esta consciencia e interpretamos los hechos que nos pasan como algo personal. Es aquí donde surge el victimismo, el cual es una mentalidad subjetiva y egocéntrica donde interpretamos las cosas que nos pasan como injustas, culpando a los demás de nuestro propio sufrimiento. Para evitar esto, hay que perdonar, no sólo a los demás, sino a nosotros mismos, comprendiendo que absolutamente nada nos puede herir. En este sentido, el perdón es un valor que nos permite sobrepasar y trascender cualquier sentimiento de culpa, evitando incluso enfermedades futuras. El perdón ayuda mucho a sanar heridas que llevamos dentro, evitando así malestares.
Estas son las curas para nuestras heridas emocionales que se van formando a partir de las creencias egocéntricas. En este sentido, es el ego el que nos va formando estas heridas, impidiéndonos reflejar nuestro ser en su totalidad. El ego cuestiona y no acepta todo lo que nos pasa en nuestras vidas, convirtiéndonos en reactivos contra los hechos que la misma vida nos tiene preparados. Y es que la vida no nos enfrenta, sino que nos pone en nuestro camino hechos perfectos para aprender y seguir adelante cada instante. Si interpretamos estos hechos como una oportunidad de aprendizaje, nuestro ser será reflejado en todo su esplendor. Pero si no los aceptamos y reaccionamos impulsivamente ante ellos, el ego se apoderará de nosotros. El ego es un escudo protector que nos invade y nos impide autoconocernos y amarnos. Sin embargo, todo lo que nos sucede tiene un propósito y un sentido, y hay que hallarlos y comprenderlos para seguir nuestro camino.
Por otro lado, el amor es una fuerza y energía innatas y ontológicas que tiene la capacidad de construir diferentes valores esenciales. El amor lo es todo. Desde el amor, no existen seres superiores ni inferiores, ya que forma un todo. El amor comprende y acepta todas las formas de vida del universo, sean diminutas, pequeñas, medianas o grandes. El amor no discrimina nunca porque, desde este, todos somos uno. Plantas, animales, hongos, humanos, etc. Todas estas formas de vida se complementan para formar un todo. Sin embargo, desde las creencias egocéntricas, pensamos que los humanos somos superiores por una capacidad de razonar imperfecta que nos impide pensar y vivir en comunidad. Y es que una comunidad es un conjunto de seres vivos que comparten características comunes y que se organizan y relacionan colectivamente para conseguir un objetivo común, habitando un territorio. Vivir en comunidad significa vivir en armonía y felicidad, sin compararnos con los demás. Por esto, en una comunidad no existen individuos, sino seres vivos que se conocen y se apoyan mutuamente para conseguir un objetivo común. Vivir en comunidad significa vivir en amor, siendo inexistentes las relaciones de poder. Pero para vivir de esta manera hay que aceptarnos a nosotros mismos y a las demás formas de vida tal como son. Vivir en comunidad significa que ya hemos superado el individualismo que nos cegaba.
Ahora bien, un juicio es una oración que se afirma con un conocimiento previo. Y muchas veces no destruye, sino construye. Pero si se emiten juicios sin conocimientos previos, estaremos cayendo en las trampas del ego, ya que este no construye, sino destruye. Estos juicios, en muchas ocasiones, etiquetan, creando relaciones de superioridad e inferioridad, teniendo la falsa creencia del llamado "sabelotodo". Sin embargo, en estos casos, actuamos desde la ignorancia, ya que no conocemos las diversas condiciones de los seres vivos. Dicen que las palabras tienen poder, en el sentido que estas construyen o destruyen. Pero más allá de esta frase, dejar de etiquetar significa comprender y aceptar estas condiciones, brindándoles amor sin juzgarlas. Recordemos que las palabras se las lleva el viento, pero siempre quedan nuestras acciones. En realidad, desde nuestro ser, los juicios no existen, ya que el ser es indestructible y amoroso. Es por esto que nosotros mismos somos quienes decidimos si nos duele o no las ofensas que en realidad no existen. Si decidimos sobrepasar estas ofensas, impidiendo que nos duela o que nos produzca rabia, estaremos superándonos y amándonos a nosotros mismos. Esta decisión se debe tomar de manera consciente. Las palabras pueden construir o destruir sólo si nosotros lo permitimos, es una interpretación. Y si tomamos la decisión de que nos "destruyan", lo que hay que hacer es tomar un tiempo para reflexionar, perdonar y seguir nuestro camino. Para concluir esta idea, las palabras tienen poder siempre y cuando lo permitamos, y aquí es donde hay que reflexionar acerca de estos hechos con amor y consciencia, y seguir el camino.
En conclusión, para sanar las heridas emocionales hay que autoconocernos, amarnos e interpretar los hechos que suceden como una oportunidad de aprendizaje, no juzgando ni etiquetando a la realidad externa. Y es que esta realidad es como es y no la podemos cambiar, ya que es perfecta y siempre tiene un sentido. Si comprendemos su propósito o sentido, dejamos de luchar y reaccionar de forma agresiva frente a los hechos, aceptándolos tal como son sin generar expectativas. Y además, estaremos sanando las heridas emocionales. Esta es una decisión de vida que tomamos para disfrutarla y aceptarla tal como es.
viernes, 21 de abril de 2023
¿Qué es la historia?
La actualidad es resultado de un devenir histórico constante, donde se han ido configurando las diferentes condiciones que vivimos a diario. En este sentido, la historia nos ayuda a comprender los fenómenos en los que estamos sumergidos, analizando sus causas reales y sus consecuencias. Dicho esto, intentaré responder a esta pregunta fundamental que nos hacemos y que a veces caemos en diferentes creencias erróneas.
Primero que todo, la historia es una ciencia social que estudia el tiempo presente. Esta definición hay que analizarla por partes para su comprensión. Dicho esto, la ciencia es un tipo de conocimiento que estudia e investiga los diferentes fenómenos sociales, naturales y artificiales a través de la observación, experimentación y medición. De esta manera, según el historiador español Enrique Moradiellos, en su libro El oficio del historiador, "las distintas formaciones socioculturales (como la geometría, matemática, física, lingüística, etc) son esencialmente una actividad humana constructiva que produce un tipo particular de conocimiento de las siguientes características: crítico-racional, organizado, sistematizado, transmitido y desarrollado históricamente" (Moradiellos, 1994, p. 1). Es decir, la ciencia es un conocimiento que se construye de forma colectiva, y, sobre todo, las diversas ciencias tienen un objetivo común: investigar la verdad, estableciendo "la necesidad de contar con referentes materiales específicos para apoyar su discurso lingüístico" (Moradiellos, 1994, p. 3). Por esto, las ciencias se oponen a creencias y mitos, ya que se construyen a partir de una investigación exhaustiva, la cual se convierte en un relato.
Teniendo claro lo anterior, la historia no es una simple palabrería ni un discurso populista, ya que, parafraseando a Marc Bloch en su obra Apología de la historia, hay esfuerzos por narrarla verídicamente. Dicho en otras palabras, la historia es una ciencia social que desarrolla un relato a partir de una investigación exhaustiva que el o la historiadora interpreta los hechos. Y esta ciencia no solo investiga los hechos, sino también los estudia y hace dicho proceso cognitivo de interpretación para después narrarlos. Además, según Bloch, la historia es el estudio de las sociedades humanas, donde son protagonistas, ya que ellas son las narran los hechos. En este sentido, la historia la llevan a cabo los seres humanos, siendo protagonistas al escribirla y narrarla. Sin embargo, no hay que caer en el antropocentrismo, ya que la historia también estudia las relaciones que se establecen entre el territorio y los seres humanos.
Ahora veamos porqué la historia no estudia el pasado, sino el tiempo presente. Volviendo a Moradiellos, en en su libro El oficio del historiador, "En su calidad de ciencia humana, la Historia (mejor: las disciplinas históricas en plural) tiene un campo de trabajo peculiar que no es, ni puede ser, el "Pasado"" (Moradiellos, 1994, p. 7). Y agrega: "Y ello porque el pasado, por definición, no existe, es tiempo finito, perfecto acabado y como tal incognoscible, científicamente porque no tiene presencia física actual y material" (Moradiellos, 1994, p. 7). Además, según Edward Halett Carr en su obra Qué es la historia, argumenta: "Y esta misma acción recíproca entraña reciprocidad entre el pasado y el presente, porque el historiador es parte del presente, en tanto que sus hechos pertenecen al pasado" (Carr, 1961, p. 40). Es decir, el historiador debe hacer un constante dialogo con el presente, ya que el pasado no existe y el presente es consecuencia de una serie de transformaciones e interpretaciones que el ser humano analiza de los hechos históricos. Además, aún no hemos superado diferentes fenómenos que han existido, como la violencia.
Otro punto fundamental es que el o la historiadora no solo recolecta datos, sino que los investiga, los analiza, los ordena y los interpreta de manera crítica y reflexiva. Y es que para investigar un hecho histórico, se debe hacer todo este proceso cognitivo con el fin de narrarlo. Pero, ¿qué es un hecho histórico? Un hecho histórico es un suceso que tiene trascendencia en un contexto, que marca un antes y un después, y es de carácter interpretativo y tiene relevancia. Por esto, el historiador debe investigar e interpretar de manera analítica, crítica y reflexiva para seleccionarlo. Y es que, según E. H. Carr, en su obra Qué es la historia, "Solía decirse que los hechos hablan por sí solos. Es falso, por supuesto. Los hechos sólo hablan cuando el historiador apela a ellos" (Carr, 1961, p. 15. ). Es decir, el historiador, con su capacidad analítica e interpretativa, es quién decide lo que es y lo que no es un hecho histórico, y hace este proceso a partir de la investigación, análisis e interpretación de datos.
Además, en la historia no existe una verdad absoluta, ya que, parafraseando a Bloch en su obra Apología de la historia, los pueblos pueden cambiar, y los historiadores deben ponerse en guardia sobre ello, ya que la historia malentendida puede desacreditar a la bien entendida. Por esto, la historia es una ciencia que está en constante investigación. Además, según él, las ciencias auténticas logran establecer relaciones explicativas entre los fenómenos, lo demás es "polimatía".
Por último, analizaré qué no es historia. La historia no es un simple estudio del pasado ni del futuro, ya que, como lo mencioné anteriormente, estos no existen. Además, como lo indica Moradiellos en su obra El oficio del historiador, "En definitiva, si bien la historia científica no puede "predecir" el futuro ni proporcionar ejemplos de conducta infalibles, sí permite exponer los orígenes del presente e iluminar las circunstancias de su gestación, funcionamiento y transformación" (Moradiellos, 1994, p. 15). Como vemos, la historia no estudia el pasado ni predice el futuro, ya que estos tiempos no existen, pero sí hace una relación constante entre los hechos y el presente. La historia no predice el futuro, pero sí estudia, analiza e interpreta el presente. Además, la historia no es una simple cronología, ya que no solo se dedica a ordenar temporalmente los hechos históricos. Esta es una función muy básica del historiador, ya que, como lo indica E. H. Carr en su libro Qué es la historia, "Elogiar a un historiador por la precisión de sus datos es como encomiar a un arquitecto por utilizar, en su edificio, vigas debidamente preparadas o cemento bien mezclado" (Carr, 1961, p. 14). Y es que los datos no lo son todo para el historiador, y la historia no se dedica solamente a recolectarlos y ordenarlos cronológicamente, sino se dedica a analizarlos e interpretarlos en un sentido lógico y crítico para la reconstrucción histórica. Además, los datos no hablan por sí solos, sino que el historiador habla por ellos.
En conclusión, la historia no es un mero orden cronológico de datos y se opone a mitos y creencias, sino que, como lo mencioné anteriormente, es una ciencia social que está en constante diálogo con el presente. Los historiadores no lanzan juicios sin fundamento, sino que se dedican a investigar, analizar e interpretar los hechos históricos de manera crítica y reflexiva. Por esto, para dedicarnos a esta disciplina fabulosa, debemos interrogar, pensar e investigar constantemente el contexto actual y sus orígenes. Además, la historia nos ayuda a comprender la desigualdad y la represión que existe actualmente. Los animo a entrar en esta fabulosa ciencia social.
Bibliografía
El oficio del historiador. Enrique Moradiellos
Apología de la historia. Marc Bloch
Qué es la historia. E. H. Carr
domingo, 16 de abril de 2023
El comunismo, ¿un mundo utópico?
lunes, 16 de enero de 2023
¿Cómo mantener la paz interior?
Vivimos en un siglo XXI el cual todo tipo de información está de moda para poder consumirla a cualquier hora del día. El capitalismo siempre nos invita a sacar nuestro ego, siendo individualistas y pensar tan solo en la cotidianidad. Es decir, el capitalismo impide llevar a cabo reflexiones colectivas y sanas acerca de nuestra vida, ya que en este sistema impera el dinero y el valor mercantil. Sin embargo, es posible llevar una vida digna a través de unas acciones conscientes, reflexionando sobre nuestra esencia y cómo sacarla a la luz.
Primero que todo, hay que conocernos. Este paso es fundamental, ya que todo el tiempo estamos relacionándonos con nosotros mismos, de forma consciente e inconsciente. Conocer nuestros miedos, nuestros talentos, nuestras emociones, etc. En nuestro interior, existen cualidades esenciales que muchas veces están escondidas gracias a que el ego les hace sombra. Cuando nos alteramos, juzgamos, hablamos a espaldas de otras personas, impedimos que nuestra energía fluya, irrespetamos las diversas formas de vida, no aceptamos con paz y amor lo que nos va sucediendo, acomodamos la realidad externa a nuestro gusto, está presente el ego. Pero, ¿qué hacer en estos casos? Primero que todo, hay que comprender que ninguna persona es perfecta, ya que nuestro ego siempre estará presente. Por ende, no hay que juzgar ni etiquetar a nadie, ya que todos vivimos nuestro proceso y hay que respetarlo y ayudar si se puede. Segundo, hay que aceptar con paz nuestros errores, después de un proceso consciente de reflexión. Y después de hacerlo, no juzgarnos por nuestro pasado, ya que este es tiempo finito, y, por ende, no podemos cambiarlo. Sin embargo, podemos cambiar nuestro presente, ya que este es un tiempo infinito y siempre lo estamos viviendo. O, como lo dice el escritor Borja Vilaseca en su libro Encantado de conocerme, actuamos de manera inconsciente cuando "Pensamos constantemente en el pasado y en el futuro, marginando por completo el momento presente" p. 52. De esta manera, nos tomamos las cosas que van pasando con paz, armonía y aceptación.
Ahora bien, si tuvimos una infancia en la cual fuimos influenciados por personas y situaciones que nos alteraron nuestra paz interior, trayéndonos rencor, resentimiento y odio, generalmente somos vengativas y malintencionadas. En estos casos, debe existir una disposición sana y digna para poder escuchar nuestra esencia interior y dejar de lado estos resentimientos que nos impiden conocernos. En este sentido, debemos tener resiliencia para ser capaces de expulsar estos sentimientos negativos y conectarnos con nuestra esencia. Aquí hay que tener en cuenta que tenemos la tendencia a copiar las acciones de los demás, siendo influenciados por el consumo capitalista de novelas, películas, etc, que nos invitan a ser personas rencorosas y vengativas. Y es que esta es la función del capitalismo, el cual nos hace acumular cosas muchas veces innecesarias, material y espiritualmente. De esta manera, no es posible vivir en un "capitalismo sabroso", ya que, al basarse en un dualismo social, consumo desaforado y la obtención de riquezas monetarias, nos impide reflejar nuestra propia esencia. Sin embargo, sí podemos enfrentarnos a este sistema, manteniendo nuestra paz interior, alegría y solidaridad para con nosotros mismos y demás habitantes de la tierra.
Otra cosa a tener en cuenta es que cada ser vivo es valioso por lo que es y no por lo que posee. Al comprender esto, las relaciones que establecemos cambian radicalmente. Sin embargo, el capitalismo, al ser un sistema netamente mercantil, nos mide por lo que tenemos más no por lo que somos. Para conectarnos con nuestra esencia, debemos comprender que el amor no se mide ni es cuantitativo. En este sentido, el capitalismo se ha encargado de distorsionar el amor, reduciéndolo simplemente a las relaciones sexuales que se tienen y la perversidad. El amor no es esto, sino que es la capacidad que tiene un ser vivo para comprenderse, aceptarse y respetarse a sí mismo y así hacer lo mismo con su entorno. Y es que cuando hay amor propio y mutuo, la paz interior siempre estará presente. Un método que nos ayudará a realizar esto es el budismo, fundado en India hace 2.500 años por Siddharta Gautama. Su objetivo es liberar el innumerable ciclo de sufrimiento y reencarnación que son resultado de las malas acciones en existencias anteriores. Esta liberación se busca a través de las acciones, disciplina y meditación, y su meta es la iluminación total. A través de estas acciones podemos sanar nuestras heridas emocionales.
En conclusión, para mantener la paz interior debemos perdonar, respetar, valorar, reflexionar, amar, concientizar, compartir y comprender. Así, el sufrimiento y el resentimiento se reducirán significativamente y podremos estar en armonía con nosotros mismos y demás especies de la tierra.
Referencias
Borja Vilaseca. Encantado de conocerme
martes, 10 de enero de 2023
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